Cuando uno era niño el tiempo parecía avanzar tan lento que los cumpleaños tardaban en llegar, al igual que la Navidad.Ya siendo mayores, el tiempo parecería pasar excesivamente rápido, ya que en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos a las puertas de las fiestas de fin de año y del 2012.

Ésta es una canción del trovador cubano Frank Delgado, que ha sido usada en este blog los últimos tres años, debido especialmente a su carácter ameno y divertido. Dejando de lado en cierta medida el correteo de compras y adornos, es bueno tener un tiempo para descansar pensando en las veces que, de pequeños, pedimos regalos navideños por habernos portado bien todo el año y contrastar con lo objetivamente recibido.

No es mala la idea de hacer que los niños se comporten todo el año con la promesa de buenos regalos por parte de Santa Claus. Esto nos genera toda una gestión de niños que son bastón de los viejitos, que ganan concursos que premian sabiduría, que no escriben en las paredes y cuidan la ecología. La otra cara de la moneda la tenemos cuando no reciben que lo quisieron, a lo que (los más avispados) convierten esa gran figura navideña en la imagen de un decadente Santi Claus... Así que mucho cuidado al año con esos niños, que se cuiden los viejitos de su ira despiadada, y cuidado con sus renos, que los cagan a pedradas :)

Son situaciones divertidas y muy poco probables más allá de una canción, sin embargo es esta fecha la que nos recuerda el deseo de que estas fechas fueran las siguientes en nuestros calendarios. Obsequios que tuvimos de niños, las grandes o pequeñas reuniones familiares, comida especial y música son las memorias que más resuenan en la mente.

No siendo yo el fanático número uno de estas fechas (aunque casi seguro que los fantasmas de las navidades no me visitarán este año) y dejando de lado la parafernalia navideña, en especial los agentes que la convierten en una época exageradamente comercial, es un buen momento para tomarse de las manos y dejar de lado las pequeñeces que antes no hacían darnos las espaldas, para cambiar esa faceta por un cálido abrazo.

Que estos días sean excusa para abrazarnos y fortalecer relaciones personales, así como para recargar aquellas baterías del alma para el año que se viene. 


Gracias, por haber alegrado mi año con sus letras!

La vida se ha visto muchas veces como un largo camino, el cual se va bifurcando en base a las decisiones tomadas, que se debe caminar a veces solo, a veces acompañado, con cansancio o con prisa. Lo cierto es que, fuera cual fuera la ruta elegida, uno se detiene para reconsiderar lo andado y las próximas huellas a estampar en la tierra. A pesar de todo, la mayoría de la gente sigue caminando.

Esta es una canción del cantautor cubano Silvio Rodríguez, editada primeramente para el disco "Cauzas y azares", que contiene excelentes obras como la del nombre del álbum, "Canto arena, "Sueño de una noche de verano" y "No hacen falta alas".

En el borde del camino hay una silla que tienta al caminante a detenerse y soltar las riendas del cansancio ante ella. La rapiña merodea aquél lugar, pues el parar cuando aún hay terreno por recorrer es una forma de dejar de vivir. La comodidad y satisfacción con cierto estado específico de la vida son los elementos que crean estas sillas y que, a medida que vamos recorriendo el camino, se ven mucho más cómodas  y el cansancio se hace más pesado.

Etapas difíciles son las que queman la garganta con el sol, sin embargo el viajero lleva consigo al amor y su bandera personal, que refrescan el espíritu cuando la boca se halla más seca y que abrigan en las noches de frío. 

Al comenzar nuestras vidas vamos de pie por el camino común, acompañados de millones de personas, hasta que las decisiones personales crean a su vez millones de otras vías, y así poco a poco el caminante se va separando del resto de la gente. Algunos caminos vuelven a cruzarse, otros se separan aún más; pero es NUESTRA travesía. El que tenga una canción tendrá tormenta, el que tenga compañía, soledad; y cada uno de nosotros tendremos sillas peligrosas que nos inviten a parar.